Entrevista a Guillermo (1930)

El 17 de noviembre de 1930 se celebró en el frontón Novedades de Barcelona un festival monstruo a beneficio del Sindicato de Periodistas Deportivos. El primer partido lo disputaron Irigoyen II y Cazalis II contra Hernandorena y Marcelino. El segundo partido enfrentó a Larruskain y Guillermo contra Olazabal, Arriola y Celaya. El diario «El Mundo Deportivo» ese día hacía eco de lo que calificaba como «festival monstruo». En la misma página el periódico dedica una columna al ya figura grande del momento, a Guillermo Amutxastegi. A continuación el texto de la columna dedicada al fenómeno ondarrés.

«Los Colosos del Deporte Español
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Guillermo Amuchastegui: veinte años y dos mil duros mensuales

Es primo de Mateo de la Osa pero no quiso ser púgil. Tocaba el trombón, se gastó tres duros en la primera cesta y ahora las cestas le cuestan mil pesetas cada mes.
Una pregunta al lector. ¿Cuáles son los deportistas españoles que ganan más dinero?
En este momento pasan por la mente del lector, Zamora, Samitier, Paulino Uzkudun, Gironés, Cañardo…
Y ninguno de estos lectores ha pensado en Guillermo Amuchastegui. Es más, casi ninguno de estos lectores sabe quien es. Guillermo Amuchastegui es el mejor pelotari del mundo. Asombro de las canchas de México, La Habana, MIami y Cienfuegos, llegó a Barcelona, el año pasado, anunciado por las gacetillas de la empresa de Novedades como el no va más de los zagueros. Estas propagandas ampulosas que tan perjudiciales son, generalmente predisponen a una admiración que luego ha de menguarse, quedaron insuficientes tratándose de Guillermo.

Guillermo Amuchastegui es un fenómeno verdad. Tan verdad, que ni el jefe de propaganda de Novedades –que, por los resultados, es un excelente jefe de propaganda— es suficiente para ensalzar a Guillermo.

E insinuado ya lo que es el más grande de los pelotaris, vamos a presentar ahora a Guillermo en el aspecto periodístico que nos interesa al público.
Veinte años. Tipo clásico de vasco. Tan clásico como su apellido inconfundiblemente eúskaro. Moreno, cejas pobladas, frente estrecha, pelo negro, más negro, lacio y áspero. Ojos pequeños y negros, cuello corto y ancho, espaldas anchas. Más anchas todavía. Aspecto recio. Si la nariz de Guillermo fuese aplanada con menos naturalidad y en sus cejas hubiese alguna cicatriz, si en sus labios, a pesar de de gruesos, no sobresaliera una corrección exquisitamente viril o en sus orejas se insinuase la coliflor, Guillermo parecería un púgil.

Ese Guillermo, con sus veinte años, gana más de veinte mil duros a año. Como el «pitcher» Babe Ruth o como Bobby Jones, el rey de los «linos»…
Y aunque Guillermo no necesite de propagandas, ayer al darle las gracias por su participación en el festival benéfico de esta noche, y después de charlar otros, decidimos charlar, también, para nuestros lectores.

Para presentar a Guillermo, atleta admirablemente enorme, nada hubiese sido tan «epatant» como su ficha antropométrica. Y se la hemos pedido, pero Guillermo nos ha dicho:
__Mira. Yo no sé nada de eso.
__Pero sabrás tu estatura.
__No. ¡¡Como no entré todavía en quintas!!
__Y el perímetro de tu tórax… ¿cuánto mides de pecho?
__Tampoco lo sé.

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