Luz sobre los frontones en Egipto

La historia de los frontones en Egipto es una de las más desconocidas en el mundo del jai alai. Sabemos poco más que hubo dos frontones funcionando en ese país a comienzos del siglo pasado, uno en El Cairo y otro en Alejandría. Algunas fotos sueltas y algún que otro testimonio como el de Daniel Guridi, quien jugó en ambos frontones en los años veinte del siglo pasado. Es más, es a través de una entrevista publicada en la revista «Pelota», un monográfico sobre pelotaris de Arrasate, publicado por Pilotarien Batzarra, en la que Guridi cuenta historias de su vida, sin incluir la parte que más abajo voy a relatar. Probablemente, por falta de espacio esa parte no llegó a publicarse. Líneas que, a la postre, arrojan un poco de luz sobre el misterio de los frontones egipcios. Continue reading

Flak Mak

Flak Mak no es el apodo que le han puesto los gringos al «Palacio de los Gritos», al frontón Jai Alai de La Habana. Flak Mak es el nombre de una máquina de picar hielo americana para preparar daiquiris; es la explicación que le da el cantinero del bar del hotel Ambos Mundos a un escritor vasco. Continue reading

La increíble historia del pelotari Martin Odriozola en La Habana

«Los bares de los pelotaris» se titula uno de los capítulos del libro «El roble y la ceiba. Historia de los vascos en Cuba» (Txalaparta, 2003) escrito por Cecilia Arrozarena.

«En una construcción antigua, en una esquina entre Belascoain y Saludade, en el tercer y cuarto piso se hospedaban los pelotaris del Frontón Jai Alai. Una mujer con garbo, vasca, dueña de las dos plantas y de la azotea, tenia como huéspedes de diez a quince pelotaris, cada uno, con un baño individual en cada habitación». Continue reading

Barandika-Lekerika: Campeones II Memorial Elola

He llegado a Tolosa con tiempo, como a mi me gusta. Buena temperatura para esta época del año, 16 grados; se nota cuando el viento sopla del sur. Aparco sin problemas en la zona del barrio San Esteban. Camino sin prisas, al tun-tun, hacia la plaza de toros. Aquí, en ese local habia una una tienda de ultramarinos, en ese otro un bar donde mi padre me mandaba sellar la quiniela de futbol. Paso junto al bar Cantábrico, lugar de culto para los aficionados a los deportes rurales, si sus paredes hablaran, vaya documental. Giro la cabeza a la derecha, ahí está la fachada, la casa donde vivi desde los seis años hasta que me fui a debutar a Zaragoza, es, era mejor dicho, la «Avenida del Generalisimo Franco», qué tiempos. Hago el recorrido que hacia para ir al colegio, Escuelas Pias, bordeando el río Oria, paso junto al domicilio donde vivía el entrañable Elola. Llego a la plaza del «Triangulo». Ya no está el colegio, lo trasladaron, ahora son pisos, han respetado la fachada. Se conserva el arco, la «Puerta de Castilla», que da paso al casco viejo de Tolosa. Giro a la izquierda y por la calle Rondilla me dirijo hacia el paseo San Francisco, el viejo Beotibar está cerca, justo pasar el convento de los Franciscanos, a cien metros. Diviso un cartel de gran tamaño, anuncia el II Memorial Elola, resuena la musica de unos altavoces, es un reclamo, gente a la entrada del frontón. Continue reading