El poder de la poesía

Esta es la historia de amor entre una chavala y un frontón, el Ezkurdi de Durango; y un poema de por medio.
Helena Barrenetxea (Durango, Bizkaia, 2007) es la protagonista. Se lo contaba de esta manera al periodista de Berria, Julen Etxeberria.
Un buen día Helena le entregó un sobre con un poema dentro a la alcaldesa de Durango. La fecha era octubre del 2021. La petición era bien clara. Le pedía un frontón digno.
Al año y medio el frontón estaba reconstruido. Helena fue la encargada de hacer el primer saque. Ahora participa en el Winter Series de Durango. Continue reading

Y el Estado de Florida legalizó las apuestas

Estimado Bandini
Déjame que te cuente una historia que aunque parezca mentira está basada en hechos reales.
El 20 de marzo del año 1930 el patrullero, ayudante del shérif , Joke Acarrezzi, se puso en estado de alarma cuando escuchó por la radio de su coche que el gobernador Carlton había telegrafiado a todas las oficinas de los shérifs de Florida dando instrucciones bien claras. Continue reading

Jugar en el Jai-Alai de Gernika

Hace años, todavía profesional de cesta-punta, fui a la consulta de un prestigioso psiquiatra de Bilbao. Un tipo que en cuanto lo vi me recordó a Freud, su calva y barba recortada, además de sus gafas redondas.
Me dijo que me tumbara en un diván. Él se sentó a mi lado.
“¿Qué le pasa?”
“Duermo mal y tengo pesadillas”.
“¿Le ocurre a menudo?”
“No, solo cuando me programan para jugar en Gernika. Esa semana es terrible y, para más inri, los días post-partido entro en depresión”.
“¿Depresión?, parece un caso serio”.
Le conté mi sueño, mi pesadilla. Estaba jugando en el frontón de Gernika y lo hacía desnudo. Solamente llevaba las zapatillas puestas, la cesta y el casco. ¡Ah! y la codera. El resto de mi cuerpo como Dios me trajo al mundo. Continue reading

¡Sorpresa en Café-Cloti!

Atravesé la plaza Cataluña bajo una fina capa de lluvia —las agujas del reloj de la parroquia de San Ignazio marcaban las cinco de la tarde— y me adentré en la calle San Francisco cuando empezó a caer una tromba de agua; el temporal, al que llamaron Filomena, seguía sin dar tregua. Busqué refugio en la primera cafetería que vi y entré a ciegas como el montañero sorprendido por una ventisca que se adentra en la primera borda que encuentra. Continue reading

Jean Pierre Abeberry

Hubo un tiempo que entrar en un frontón era encontrarse con una persona determinada,  familiar, parte del paisaje y sin ellos era como si faltase algo. Me ocurría de chaval cuando entraba al frontón Beotibar de Tolosa y me daba de bruces con Luxiano, el canchero; con Rafael Elizondo, el maestro. Años más tarde, en ese mismo frontón, entrar y ver la figura de Elola, todo era uno. Seguro que pasaba lo mismo en Markina en Mutriku, o en Gernika. Continue reading