Paseaba Miguel Unamuno con un acompañante por el parque del Retiro madrileño cuando se cruzaron con dos señoritas. «Has visto; ni nos han saludado», le dijo el acompañante a Unamuno.
«No nos ven», le contestó Unamuno.
Los jóvenes no sienten nostalgia. Cómo la van a sentir si no tienen referencias; y si las tienen, les suenan a algo extraño. Caduco. Finalizado.
No llevan en sus espaldas, más bien en sus cabezas, el lastre que nosotros soportamos; están frescos. Hablan con descaro.
Los jóvenes a nosotros, a los nostálgicos; no nos ven.
Quieren montar un «show» en torno al partido. Música, altavoces a todo trapo, un pianista aporrea las teclas, efectos visuales mientras un DJ local famoso prepara su parafernalia. Manejan las redes sociales. Sacan videos, «promos» les llaman. Mandan la información a todo periódico o bicho medio viviente. En reglas generales, multimedia a tope. Además, movilizan a la juventud local. «El viernes todos al frontón».
Nosotros, los nostalgicos, en nuestro grupito. «Has visto en facebook una fotografía del cuadro de pelotaris de Zaragoza, creo que es el del año 69″…
«Te acuerdas de fulano…? «Ése…, ése ya murió, hombre»… «¿Y de mengano? Ése creo que vive en Mejico». Y así se nos pasan los minutos.
Gaizka Muniategi es uno de los responsables de la «movida guerniquesa». En nombre de la promotora Gernika Jai Alai habló en el diario Deia.
«Queremos vender algo más que un partido de pelota», dice. Da a entender que la idea es hacer un SHOW, con el partido de punta como fundamento. Tienen las ideas claras. La gente que acude, repite. De esa manera será más fácil conseguir patrocinadores. Colgamos «el no hay billetes» en la edición de la «Calzada» del año pasado. En la edicion «Calzada» de este año tienen intencion de meter dos mil personas en el Jai Alai. «Queremos que ocurra lo mismo este año».
«A vosotros se os paró el reloj y no habéis sabido darle cuerda», me espetó en cierta ocasión un pelotari de la actual generación. Puede que tenga razón. A unos en la huelga del 88. A otros cuando se retiraron. Soñamos con volver a ver doce corredores cantando. Creemos ver en el señor de la octava fila a «Boliña»… El sentado a su lado: el «Divino»… En el majestuoso Jai Alai y jugando a sets, dice uno de los nuestros. «Si «Totolo» Urrutia o Joaquin Arratibel levantaran la cabeza, dice otro.
Ya no cantan los corredores; la única voz que suena es la del speaker o la música de unos altavoces. Le comento a uno de los de «la movida guerniquesa». «Oye, y si ponéis a través de los altavoces el «marmarreo» de los corredores «enlatado» entonando : «Mil asulé, mil colorau»…!! a ritmo de rap…
Me sale la vena nostalgica.
Mientras los nostálgicos estamos sentados en nuestro grupito. Los nuevos gestores, que pueden ser nuestros hijos, con aire de amateurismo van a lo suyo. Dicen que paso a paso. Por qué no más adelante montar algo en Mejico o en Dania. Hacer que la gente vaya al frontón y luego repita, los sponsors vendrán detrás. Manejan el marketing, dicen que quieren pelotaris por lo que puedan ser más de por lo que han sido. A uno de mi grupo sentado a mi lado se le ponen ojos como platos.
Nos cruzamos y no nos ven.