A 35 tantos o a juegos

Jesús Azurmendi plantea la cuestión. El partido del viernes en el Gernika Jai Alai lo juegan a 35 tantos o a juegos. No se qué responderle. Purista como es el maestro Azurmendi, no tiene dudas. A 35 tantos, lo demás no es serio.

A mi si me dan a escoger también me decanto por la fórmula de las últimas décadas, pero sin mucho entusiasmo. Soy de la opinión que se juegue a 35 tantos o por sets, no es mejor ni peor, sino diferente. El objetivo principal es que el partido enganche al espectador como si estuviera viendo la mejor película. Porque de eso se trata en definitiva: entretener al espectador.

En palabras de Robert McKee, gurú de guionistas: «El entretenimiento es el ritual de estar sentado en la oscuridad, mirando una pantalla, invirtiendo una tremenda concentración y energía en lo que esperamos que resulte una experiencia emocional satisfactoria y llena de significado. Cualquier película que enganche, mantenga y amortice el ritual narrativo será entretenimiento.»

Para que un partido sea bueno tiene que contar con buenos protagonistas, en este caso los pelotaris. Un buen guión. Que haya igualdad, espectacularidad, tensión, altibajos. Conforme avance el partido, en la recta final, el desenlace sea lo más incierto posible. Finalmente, el clímax, el 34 iguales.

A juegos o a 35 tantos las dos son distintas maneras de contar una historia. Cuando se trata de sets la narración tiende dos partes y a lo mejor una tercera. El mismo hilo conductor pero con dos o tres relatos. Si se dan las condiciones puede resultar una historia-partido del más alto nivel. Ocurrió en Hossegor en la final del Campeonato del Mundo cuando se enfrentaron Goiko-López contra Egiguren II-Enbil. Jugaron a sets y el partido fue de los grandes.

Un partido a 35 tantos funciona muy bien cuando se dan los ingredientes que antes he comentado. Ahora bien, si no hay igualdad, si una de las parejas se va de calle, el partido pierde interés. Es aburrido. Como si el público supiera de antemano cómo va a acabar la película.

La razón principal de que hasta ahora se hayan disputado partidos de pelota a 22, 35, a 40 tantos etc, es porque el formato es idóneo para el cruce de apuestas. No hay que olvidar dos cosas. Si existe la herramienta profesional, incluida la mano profesional, es por que las apuestas han sido la razón de su existencia. No me imagino apuestas cuando se juegan a juegos, no al menos con corredores. Resulta incompatible.

Es lo que ocurrió cuando arrancó la pelota profesional. La manera de contar en las modalidades antiguas se basa en quinces y en juegos. Incluso en la actualidad lo siguen haciendo cuando juegan a rebote o a guante. El tenis es otro ejemplo.

Los avispados empresarios de finales del siglo XIX vieron enseguida la necesidad de modificar la manera de contabilizar los partidos. Ellos no tenían en mente la búsqueda del entretenimiento de los aficionados, lo que buscaban era la rentabilidad del negocio. Pura mentalidad capitalista en contraposición a la antigua más basada en una concepción del deporte en torno a la identidad, el honor, etc. Valores que en adelante quedan apartados ante el desarrollo del deporte moderno profesional.

Curiosamente, es cuando han desaparecido las apuestas de los frontones de herramienta los responsables cambian la manera de contabilizar el desarrollo de un partido. Lo han hecho en San Juan de Luz, también en Hondarribia. Los dos Tours, la de los «franceses» y la del Consejo-Jai Alive, han optado por la vía de los juegos.
Sin embargo, en Biarritz mantienen los partidos a 35 tantos como en el caso del «Guante de Oro».

Lo que demuestra a mi modo de ver que ambos modelos son válidos, ni mejores, ni peores. Lo que importa de verdad es que el resultado sea bueno. El público lo pase bien, que en palabras de Robert McKee: resulte una experiencia emocional satisfactoria y llena de significado.

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