Crimen en el «Palas»

El mitin de «Podemos» en el Principal Palacio fue un éxito. Dos mil personas abarrotaban el recinto. Toto se erigió la estrella revelación de la noche, una gran fiesta en definitiva. Sin embargo, nadie hubiese imaginado que a la misma hora se cometía un crimen en la segunda planta. Pepe Chapazo, el viejo cronista, será el encargado de resolver el crimen.

Acudí de inmediato a la llamada de auxilio de Pepe Chapazo. Me recibió en su oficina, en realidad una mierda de cuartucho en un tercer piso sin ascensor de la calle Escudillers, a unos cien metros del «Palas».

¿»Te has enterado»? me pregunto de buenas a primeras.

«La mañana siguiente al mitin de «Podemos» los empleados de la limpieza han encontrado un hombre muerto en la segunda planta del «Palas».

«No me jodas. ¿Se sabe de quien se trata»? El viejo cronista dio una chupada al ducados negro. En tono grave: «No te puedes imaginar. Se trata de Minito Fonseca el locutor cubano de la sección de deportes de Radio Cu-ba-ta-Li-bre de Miami».

Intenté hacerme cargo de la situación. No me dio tiempo. Prosiguió Chapazo: «El cadáver presenta síntomas de violencia.

Según el informe del forense la víctima, o sea, Minito Fonseca, recibió varios golpes que le produjeron la muerte. Supuestamente con una muleta, con la punta de una cesta o de un palazo». El crimen se produjo hacia las 21:30, justo media hora antes de que concluyera el mitin».

Pepe Chapazo siguió informando de lo que sabía. «Imagina el revuelo que se ha armado. Un asesinato en el transcurso de un mitin de «Podemos», en un recinto abarrotado y con presencia de autoridades cubanas, venezolanas, con sus correspondientes escoltas y servicio secreto. Ni qué decir que también había agentes infiltrados del CESID español y del MOSSOD catalán. Medios de comunicación de todo el mundo desplegados».

Lo primero que se me ocurrió fue preguntar al periodista quién podía estar interesado en asesinar a un humilde locutor de radio como era Minito Fonseca.

Sin mediar palabra sacó del cajón un carpeta de color negro. Con parsimonia le dio una calada al ducados. «Ábrela». La abrí y la carpeta contenía una pila de folios con membrete del MOSSOD.

«¿De donde demonios has conseguido esto»? Chapazo, sonrió pícaramente. «Amigos hasta en el infierno».

«En realidad, me los ha facilitado Josep»… le interrumpí, «Josep, te refieres a Josep, al ascensorista del «Palas»?

«El mismo». «No me jodas Pepe. De donde carajo ha sacado él estos papeles»…?

«Escúchame bien. Josep trabaja en el «Palas» de ascensorista, pero en realidad es un agente de los servicios secretos de la Generalitat, o sea, del MOSSOD. Ya sabes la de gente que acude al frontón, gente importante, gente de todo tipo y condición. Josep controla todo lo que se mueve arriba-abajo en el edificio, no se le escapa una, es todo ojos y oídos. Parte de la información que tienes delante está confeccionada por Josep. Es un hacha del espionaje».

Nunca me lo hubiera imaginado. Pero por qué se cargaron a Minito Fonseca.

«No te puedo contestar en este momento. Para eso te he llamado, para que me eches una mano en la investigación. Lo que si te puedo adelantar es que aquí se puede armar una bien gorda. Mira lo que dice el informe sobre Minito Fonseca». Le eché un vistazo.

Minito Fonseca Cifuentes, nacido en San José de la Alhaja, Cuba, el año 1938… alcalde de esa localidad durante la dictadura de Batista, más tarde se incorpora como rebelde en un destacamento capitaneado por el Ché en la sierra de Escambray. Tras la revolución, desencantado con el rumbo comunista de los Castro, se exilia en Miami donde trabaja como locutor de radio en la emisora: «Radio Cu-ba-ta-Li-bre». Se encarga de las secciones de boxeo, béisbol y jai alai. Moderado por el paso del tiempo, su sueño era comer cochinillo asado en La Habana en las siguientes Navidades. Para ello, llevó a cabo, en la más absoluta discreción, labores de facilitador entre los gobiernos de Cuba y USA con la colaboración de los hermanos Pita. Aprovechando sus viajes al extranjero relacionados con el boxing entablaba numerosas reuniones tanto con gente próxima al régimen castrista como con el exilio cubano en Miami. Pieza crucial en la negociación final entre los dos gobiernos, el cubano y el americano»…

«Desgraciadamente no va a cumplir su sueño de comer cochinillo asado en La Habana en la próximas Navidades», le dije a Chapazo.

A Chapazo le brillaban los ojos. Intentaba mantener la calma pero le notaba excitado. No era para menos. Después de treinta años sin tener un caso a mano, ahora, de repente, le habían encomendado una investigación que superaba con creces todas las anteriores. El crimen cometido contra Minito Fonseca nada tenia que ver con el robo de la colección de sellos que tan celosamente guardaba el cestero Deba en la cestería. Ni tampoco con el robo de cestas pertenecientes a los hermanos Ballet de los vestuarios del club Vasconia. Por destacar dos de los casos más celebres resueltos por el periodista de la sección de investigación del diario «Desdicen».

Fue Iñigo Errejón, el estratega de «Podemos» quien le encomendó el caso. «Pepe, necesitamos tu ayuda. Hay que resolver el asunto antes de las próximas elecciones legislativas. Van a intentar cargarnos el muerto. Inda del periódico «El Mundo» y Maruhenda de «La Razón» se están frotando las manos. Hay que resolverlo cuanto antes».

¿Qué te dice el olfato?, le pregunté al viejo sabueso. Se quedó pensativo mirando al techo mientras le daba una calada al cigarrillo. Al cabo de varios segundos: «Según este dossier del MOSSOD, o sea, de Josep, las primeras sospechas recaen en Garrito»… «¡Cómo…! no puede ser», le corté en seco. «Garrito, ¿te refieres a mi amigo Garrito, al de Aulesti»?

Por favor, lo que me dices no tiene ni pies ni cabeza».

Chapazo esbozó una sonrisa. «Ya se que es amigo tuyo desde Zaragoza. Pero los datos son los datos. El cadáver presentaba signos de violencia. Un cestazo, un palazo o un muletazo. Todos hemos visto caminar a Garrito apoyado en dos muletas»… Protesté de inmediato. «Quienquiera que fuera el asesino podía coger una cesta, una pala o incluso agenciarse una muleta. Señalar a Garrito como sospechoso por el mero hecho de usar muletas para caminar es una barbaridad».

«Aguanta el nervio», soltó Chapazo, mirándome a los ojos. «El crimen según el informe del forense se produjo media hora antes de finalizar el mitin. Si tenemos en cuenta que la comitiva formada por Garrito, Guillermo, Esther Williams, Pedro Mir, Anjelito Ugarte y Eleonor Parlá, llegó justo unos minutos antes de terminar el mitin, por pura deducción cronológica esta gente pasó media hora antes a la altura de la segunda planta; es decir, a la misma hora que se cargaban al cubano.

¿Pudo Garrito escaquearse del grupo, entrar en la segunda planta y de un muletazo acabar con Minito y proseguir escaleras arriba como si nada?… Tengo que interrogar a Guillermo y a Pedro Mir».

«Sigo pensando que es un sin sentido lo que sugieres, una majadería tuya, mi querido Pep. Yo creo que aquí estamos ante un caso de más calado. Una trama entre gobiernos, intereses políticos en definitiva. Están los cubanos, el CESID, los venezolanos»… No me dejó seguir. «Vas bien, vas bien, has dicho los venezolanos. Volviendo a tu amigo Garrito , según este informe», levantando el tocho de folios del MOSSOD, «nuestro querido e inofensivo Garrito se hospedó en un hotel cercano a la Rambla, el Gaudí, con un falso nombre: Jack Garret. Esto, entenderás que no es normal. Más datos, la noche del mitin minutos antes de entrar en el «Palas», justo enfrente en la Rambla, le vieron hablando con una morena de aspecto sudamericano de quitar el hipo, la supuesta venezolana le entregó un sobre y se largó Rambla abajo hacia el puerto».

Tras la exposición de Chapazo reconozco que me quedé descolocado. Garrito implicado en una supuesta trama político-criminal que Dios sabe hasta donde podía llegar; solo el pensar me dejó abatido.

Sonó el telefono. «Aló, aló»… Chapazo respondía con monosilabos, «si.., no…, ya…, ok», al cabo de dos minutos colgó el auricular. «Era Josep, el «espia», dice que Toto ha desaparecido precipitadamente del País tras comunicar a Pablo Iglesias su renuncia a la candidatura a Lehendakari del Gobierno Vasco».

Nos quedamos mudos.

 

 

Deja un comentario