Cuando se da todo

Las noches en Florida en enero son tan maravillosas que en lugar de acostarse invitan a sentarse en la terraza y simplemente disfrutar del momento.
Hace una hora aproximadamente ha terminado el primer partido del Dania Invitational. Un torneo que arrancaba hoy acabará el 27 de enero. Ocho parejas a partido único. Teniendo en cuenta la puntuación del pasado mes se han conformado las parejas.
La primera pareja clasificada formada por Zulaika y Manci se enfrentaban a la octava en la clasificación: Etcheberri y Portet.

Lo dije antes y lo sostenía ante algunos aficionados justo antes de comenzar el derby entre Hegoalde y Iparralde. La puntuación no refleja lo que me ha tocado ver las dos últimas semanas.
Etcheberri y Portet son una pareja sólida. El delantero de Donibane Lohizune tiene el mejor revés del cuadro y otro tanto su postura de rebote de revés. Es atrevido y lo es tanto que a veces entran dudas del juego que va a desplegar. ¿Qué Etcheberri íbamos a ver?

Portet es un zaguero que maneja ambas manos pero que se ha visto obligado a renunciar a su derecha por un problema surgido en su bíceps derecho. Posee el revés más potente del cuadro. Es rocoso y da confianza a los delanteros. Pocas sorpresas podía esperar de un zaguero de ese estilo.

Jon Zulaika es el delantero con más clase del grupo que conforman estos 22 pelotaris. Ha liderado la puntuación clasificatoria sin estar en plena forma. Un año parado, sin apenas tocar la cesta, es un handicap importante. No ha brillado en las quinielas pero lo ha compensado con esa clase incuestionable que le caracteriza. La cuestión era ver cómo se amoldaría a un partido a 15 tantos contra unos contrarios en plena forma. Probablemente heridos al ver cómo las apuestas pronosticaban un partido de calle.
Una cosa son las estadísticas y otra las características del momento. La diferencia entre quinielas y partidos.

Tenía mis dudas con Manci porque en las últimas semanas me daba la impresión que había bajado algo en su rendimiento. ¿Aguantaría las tarascadas, los bajonazos de Etcheberri? ¿Cubriría la chula ante los revesazos de Portet?
Saldría de dudas en cuestión de poco tiempo.

Zulaika se llevó las dos quinielas que jugó. Una de ellas mano a mano. ¿Designios de que esa iba a ser su noche?
Los pelotaris como los toreros somos bastante supersticiosos. Creemos en esas cosas. Y yo no soy una excepción. Llamemos superstición o corazonadas.

El tablero en la parte superior de la pared izquierda antes de comenzar el match señalaba que las apuestas estaban claramente por la pareja de Hegoalde. Por cada dólar apostado te llevarías 20 centavos. Por el contrario, si resultaba ganadora la pareja de Iparrade, te llevabas 9 dólares por dólar apostado.
Unos momios completamente desproporcionados.

Nada más empezar el partido y ver la intensidad de los tantos, me he dado cuenta de que la pelea iba a ser dura. Peloteos largos. Ataques feroces de Etcheberri a la zaga. Manci aguantando el tipo. Los tantos iban cayendo a uno y a otro lado. Con ligera ventaja de la pareja favorita.
Si los del otro lado de la muga empezaban a flaquear se les podía escapar el partido. Una ventaja de unos pocos tantos podía ser crucial. Pero no ha sido así. Avanzaba el partido y el tanteo se igualaba. Cada pareja echando mano de sus armas. Unos atacando la zaga y valiéndose de ese rebote de primera clase, el de Iván Echeberri, y los envíos de Portet a la zona alejada del frontis.
Jon Zulaika defendiendo con un magnífico revés. Atacando con al derecha de dos paredes y de arriba abajo. Largando derechazos de semi-escapada a pared chica. En la zaga se le acumulaba el trabajo al fino zaguero de Mutriku. Cubría la chula. Aguantaba el tipo a los bajonazos de Etcheberri y con la derecha colocaba la pelota de arriba abajo como el boxeador que lanza golpes a larga distancia con la intención de sumar puntos.

Ninguna de las dos parejas cedía terreno conforme avanzaba el match. Cada una fiel al guión. Se mascaba la igualdad hasta el final.
Pocos errores no forzados. Brillantes remates y rebotes de derecha de Zulaika para enmarcar. Otro tanto los de Etcheberri, pero él con el revés. ¡Qué cuchilladas adentro!

Los favoritos se ponen 14 a 12 por delante después de dar una pequeña vuelta al marcador. El partido no había terminado. Dos tantos de los de Iparralde y a 14 iguales. Cara o cruz. Y el valiente delantero de San Juan de Luz ha fallado en el saque sacando corto. Un final injusto para el pelotari más destacado del cuarteto.

Se puede ganar y se puede perder un partido pero cuando se hace con identidad propia. Desplegando un juego como mandan los cánones, se puede ir uno a casa satisfecho.
Las dos parejas han tenido argumentos para llevarse la victoria. Los de Iparralde han hecho un juego sólido, con un planteamiento perfecto. Alejar la pelota del peligro, de la intervención de Zulaika. Este último ha interceptado el mensaje, a base de cortar y diversificar el juego. Y, finalmente, ha obtenido su premio, aunque sea por un tanto. Con la ayuda impagable de Mikel Mancisidor que no lo ha tenido nada fácil en su primer partido de torneo.

Caer de esa manera y a partido único no es justo. Pero el deporte no responde a ese tipo de planteamientos.
Es hora de acostarse. La temperatura exterior es de unos 22 grados, pero hay que descansar. Mañana será otro día, con otro partido. Les costará superar el listón dejado por los cuatro jabatos de esta noche.

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