Kaminsky y Juanito

Kaminsky y Juanito
José María Fernandez Urquiaga
De los más de 12 años que jugué de delantero en el Frontón México, la mayoría de las experiencias desagradables ya se han difuminado , cosa que tenemos que agradecer los humanos al cerebro. Sería muy duro ir cargando toda la vida con esos lastres. Han pasado ya 44 años de que colgué la cesta pero aún me vienen recuerdos, estos sí agradables, como el que voy a contar.  Se trata de una anécdota sobre una “ chorizada” prefabricada. El autor de la chorizada prefabricada, un desconocido para mí, pero uno más de los que se movían entre el público apostador y el intento continuo de acercarse a pelotaris para que los apostadores les creyeran sus chismes sobre posibles partidos arreglados en la búsqueda de una buena propina. En esta historia le llamaré: «el autor».

De la oleada de pelotaris que llegó a México al cerrarse La Habana llegó un delantero mulato, Juanito, con un juego llamativo y de mucho poder. En esa  época era cliente asiduo y, según decían los corredores, fuerte apostador, un judío polaco llamado Kaminsky que era inconfundible por sus lentes de culo de botella. Parece ser que «el autor» le dijo al polaco que Juanito, su amigo del alma, iba a perder el partido de esa noche y que quería equis cantidad de dinero por la información. El judío, nada tonto, le dijo que si se lo confirmaba  personalmente Juanito, soltaba el dinero.

«El autor», zorro como el que más, sabía que Kaminsky  de Juanito sólo conocía el color de su piel, porque desde el público y con aquella miopía…Total que se citaron en el local donde Juanito se limpiaba los zapatos y, efectivamente, allí presentó «el autor» a un mulato fuerte y al apostador . El falso Juanito debió hacer bien su papel porque  allí mismo recibieron el dinero y todos contentos se fueron a esperar resultados.

Y casualidad, Juanito perdió esa noche. Kaminsky con esa experiencia y con el anzuelo bien tragado tuvo una segunda entrevista donde le pidieron bastante más dinero para perder el partido que la primera vez. El apostador  apostó en este partido todo lo que pudo y más y… Juanito ganó  el partido.

Mientras iba caminando a la puerta de salida de la cancha se oyeron los gritos del polaco: ¡¡» Juanito, quiero hablar contigo»!!    ¡¡»Juanito ven para acá»!! Cuando Juanito se arrimó a la red para ver qué quería aquel loco. Cuando se encontraban a medio metro de distancia los dos, se oyó la voz de Kaminsky: !!» Ya me chingaron, tú no eres Juanito»!! Juanito le contestó: ¿»Y tú quién coño eres»?

A mí esta historia siempre me ha hecho reir, pero me doy cuenta que  situaciones así ayudaron a tejer la mala fama de los pelotaris. ¡ Espero que les haga reir también!

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