Retrato robot del zaguero perfecto

Fernando Orbea, Orbea I, solía comentar que todo pelotari hay algo que sabe hacer bien, aunque sea un detalle. En el otro extremo ha sido y es muy difícil dar con el pelotari completo. Aquel que lo hace todo bien. Haciendo un ejercicio de imaginación, qué características tendría el zaguero perfecto. Aquél que reuniría el dominio de todas las facetas del juego. Una especie de robot cinematográfico invencible. A mi manera, voy a completar el retrato robot de lo que yo considero el zaguero perfecto basándome en lo mejor de algunos pelotaris que YO HE CONOCIDO.

DERECHA:  FÉLIX.

He conocido derechistas que han hecho mucho daño. A Chucho Larrañaga le vi jugar de mayor –45 o 46 años– un pelotari a punto de retirarse. No puedo juzgar cuál fue su derecha. Patxi Churruca suele decir que con el actual material no se hubiera podido jugar contra Chucho, dando a entender que sería imbatible. Otro pelotari del cual guardo un gran recuerdo como derechista fue Tomás Kortajarena, de joven. Tenía una derecha de medio lado enorme. Dicen que en Méjico hizo estragos en la cancha cuando rondaba los veinte años. Se malogró por una lesión de hernia fiscal y ya no pegaba como solía. Juan Olabarria de Berriatua también pegó e hizo mucho daño con la derecha. Sus dos-paredes de derecha eran un pistoletazo. Mandaba la pelota a la red como un tiro. Eduardo Elorduy, el zaguero mejicano. De gran derecha. No controlaba la pelota con mucha precisión pero la velocidad que le imprimía hacía que fuera una delicia verle jugar. El Flaco Irigoras, postura fea la suya. Le daba un meneo a la cesta antes de lanzar la pelota. Lo curioso es que con la misma postura tiraba de arriba abajo, de medio lado o bien atrás. Jugar contra él, cuando estaba con el nervio fresco, para mí al menos, era  lo más complicado. Chasío I era otro con una gran derecha. De los pocos zagueros que le hacía bajar en el frontis y dejar en el puente al zaguero contrario.
El más completo, el más grande que yo he conocido, ha sido Félix Espilla. Su derecha ha sido modélica como postura. Bien de arriba abajo, de medio lado, de lado. Un dos-paredes fantástico. El día que se analice la biomecánica de la cesta-punta desde la perspectiva científica, intuyo que la derecha de Félix será lo más próximo a la perfección.
Adolfo Elizegi, derechista nato también. Sin lugar a dudas a tener en cuenta.

REVES: el de CHIMELA.
Yo no he visto cosa igual. Hablo del Chimela anterior al trágico accidente de tráfico que tuvo. El de Chimela era un cañón más que una postura de revés. Para empezar, su forma de buscar la pelota, no de esperarla, era una de las acciones más bellas que he podido ver en el arte de la cesta-punta. Como un toro que busca la capa de torero. Chimela embestía la pelota y una vez dentro de la cesta tenía un mecanismo perfecto para devolver la bola a la carrera. Sus líneas eran impresionantes. Un par de metros por encima de la chapa inferior y la pelota buscaba la chula una y otra vez.
Frías fue otro de los zagueros cuyo revés mejora recuerdo me ha dejado. Eso que le conocí cuando tenía cerca de los 45 años.
Laka, zaguero de Berriatua con el que coincidí en Tampa, gran revés. Una precisión pasmosa para llegar a chula una y otra vez.
Ciriaco Noarbe. Gran revés. Buscando siempre la pelota, a la carrera también.
Imanol López. Después de Chimela tal vez el mejor revés, el más contundente. Yo no he visto a nadie llegar con tanta facilidad a rebote como a López, ni al mismo Chimela. Con poco esfuerzo López llega a la pared de atrás con suma facilidad.

REBOTE DE REVÉS: CHURRUCA
Tal vez haya sido Patxi Churruca el zaguero más completo que yo he visto. Dominaba todas las artes del juego. Sin debilidades. Todo lo hacía bien. Con una naturalidad pasmosa. Verle jugar a Churruca era peligroso. Lo hacía todo tan fácil que transmitía la sensación de que aquello estaba al alcance de cualquiera. Su rebote de revés era perfecto. Encontraba el ángulo de la parte superior del frontis siempre, impensable que le cogiera pared izquierda. Levantaba los txik-txaks más envenenados, incluso ya de mayor, sin tirarse al suelo, por abajo, como si estuviera segando la hierba.

REBOTE DE DERECHA: ALMORZA
El Caballo de Astigarraga con el que coincidí en Tampa. Fantástica su manera de rebotear con la derecha. Una confianza en esa postura absoluta. Dejaba pasar la pelota a rebote premeditadamente y la esperaba en el lugar preciso para largar un derechazo descomunal. Nada de un recurso defensivo, su rebote de derecha estaba diseñado para el ataque. Pasaba a dominar en esa postura. Doy las gracias por haber sido testigo de esa manera de rebotear y poder contarlo.

SEGURIDAD: José Ignacio ELOLA
Ha habido pelotaris seguros, de perder pocas pelotas. Pelmas hasta decir basta. Esos que las meten todas hasta desesperar al contrario y aburrir al público. De escoger alguno entre varios me inclino por Elola. De poca pegada pero a base de no perder fue un zaguero competitivo. Elola llevaba todo. Era más fácil que nevara en Gernika por el mes de agosto que Elola pegara dos palos en todo el partido. Mendi de Markina fue otro zaguero seguro tanto como el mismo Elola. Sus enfrentamientos tenían que ser dignos de ver. Grandes amigos los dos, Elola y Mendi. En cierta ocasión charlaban los dos segurolas en el Ezkurdi cuando al verlos el Jíbaro Gisasola exclamó: «Dios los cría y ellos se juntan».
Otro zaguero que tenía un imán en la cesta fue Ispa. El de Ispaster metía lo impensable.

BOTE CORRIDO DE REVÉS: LAKA
No era Laka un atleta de fabulosas piernas a pesar de tener buena planta. Sin embargo, tenía una intuición asombrosa para llegar a la pelota. Su bote-corrido de revés: fantástico. Sincronizaba carrera y la llegada en su punto exacto y sus líneas a chula eran una maravilla. Gran pelotari Laka.

BOTE-CORRIDO DE DERECHA: FÉLIX
En cualquier postura. En este caso de derecha. Encestaba la pelota y la recogía para llevarla a su regazo y armar el brazo como un pitcher en el beisbol para después mandarla donde le viniera en gana. Tremendo.

COLOCACIÓN: GARAMENDI
Nos decía el que fuera nuestro maestro, Rafael Elizondo, que para jugar a la pelota lo primero era la «colocación» en la cancha. Estar en el momento justo, buscarlo y encontrarlo. Esa característica que hace decir de alguien: «qué pelotari es». Muchos maestros a la hora de poner el GPS a funcionar. A mi me viene a la memoria el Alcalde Garamendi. Siempre puesto. Parecía que la bola y él se habían jurado amistad eterna. Diera los pasos que diera, allí, encima de la pelota, estaba Garamendi.

PEGADA DE REVÉS: AREITIO
Le vi jugar pocas veces, una de ellas en Markina, yo de chaval. Me quedé impresionado por la velocidad que le daba a la pelota con la postura de revés. A pies parados, como si fuera una saque con el driver al golf. El recuerdo que tengo era ése, una velocidad descomunal. No controlaba mucho, más bien poco. Ahora bien, en términos de pegada bruta, sin comparaciones. No me extraña que años después en el frontón de Newport estableciera un récord de velocidad poco menos que imbatible.

PEGADA DE DERECHA: Eduardo ELORDUY
Los pelotaris mejicanos son en general de poca pegada y muy técnicos. Elorduy, la excepción que confirma la regla, fue un pegador tremendo. Largaba unos derechazos enormes. Con pelota viva podía haber estragos, atropellar al contrario. Era un espectáculo ver jugar a Elorduy, al zaguero. Cuando ganaba y cuando perdía, el espectáculo estaba garantizado.

ELEGANCIA: PATXI CHURRUCA
Si no fuera porque fue uno de los grandes, un As entre los Ases, diría que iba a hacerlo bonito, a lucir su planta, a moverse en secuencia de poses. A gustarse sabiendo gustar a los demás. Los suyos eran movimientos ritmicos de ballet, pases de danza. Dicen que Heminway comparaba el jai-alai con el  ballet, algo por el estilo. No se si el patrón de Punta Vigía vió alguna vez jugar a Churruca. Es posible que su afirmación se basara en haber visto otros pelotaris tan elegantes como el Sultán –así le apodaban al gran zaguero de Mutriku– yo no he visto zaguero tan elegante como Patxi. En cada postura, bien de derecha, con el revés, reboteando. Todo lo hacía sincronizado. Todo era natural. En lugar de violencia todo era armonía. La plasticidad de sus posturas es la versión física de lo que en otras disciplinas llaman arte. Sea la música, la danza, la pintura o escultura. Churruca era un actor que la bordaba y además era, lo consideraban, el número uno.

ARRANQUE: ARRATIBEL
El arranque, la intensidad, es parte importante en el desarrollo del juego. Ese jugar al 200%. Como si en ello te fuera la vida. Desde el primer día de la temporada hasta el último, sin dar cuartel. El Tosco Arratibel era uno de los pelotaris que con más arranque he conocido. Desde el día que debutó convirtió la cancha en un escenario para la guerra. El suyo era un concepto de juego más parecido a un campo de batalla que a una cancha. Al ataque siempre bayoneta en mano a la búsqueda de un enemigo atrincherado. Iba a bote-corrido como una locomotora a vapor lanzada a toda velocidad. En lugar de silbidos el ¡voy…! a pleno pulmón era capaz de amedrentar a su delantero incluso a los rivales. Jugaba revolucionado porque esa era su manera de rendir al máximo y no sabía o no podía jugar de otra manera.

ESPECTACULARIDAD: CHIMELA
Acaso hay parte del jai-alai más bella que la de un pelotari saltando por la pared izquierda. Cuando se hace bien me parece el exponente máximo de lo que se entiende como espectacularidad en la cesta-punta. Chimela en sus buenos tiempos –antes de sufrir el accidente de circulación– subía por la pared y daba un par de pasos para encestar la pelota. En un alarde de facultades conjuntaba lo armonioso con lo eficaz. No era un salto alocado. Era una exhibición. Un canto a la belleza. Un derroche de vista. La escalada por la pared la podía repetir en varias ocasiones durante un mismo partido. Solamente esa habilidad para repetir la jugada y hacerlo con aquella gracia permite a considerar al de Tolosa como el zaguero más espectacular de las últimas décadas.

1 Comment Retrato robot del zaguero perfecto

  1. felola76

    Como siempre Juan Ignacio, muy bueno el artículo.
    Ahora te falta el retrato robot del del delantero ideal.

    En la epoca que yo he vivido para mi, sin lugar a dudas, Txikito de Bolivar ha sido el crack por excelencia.
    El mago de la chistera. Era capaz de sacar un conejo de la chistera y tú ni te enterabas.
    Tiraba de cualquier sitio a cualquier lugar, estaba donde había que estar, nunca se equivocaba.
    Es el que ha dado mayores diferencias. Capaz de ganar contra la mejor pareja acompañado de un debutante.
    Una maravilla verle jugar.
    Otros han rayado a un gran nivel pero Txikito cuando se ponía a jugar era de otra galaxia.
    Un abrazo.

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