Salsamendi I arremete contra la quiniela

El 28 de agosto de 1957 se le rindió un homenaje de despedida en Mejico a Daniel Guridi, de apodo » El Tenebroso». El zaguero nacido 51 años antes en Arrasate (Gipuzkoa) debutó a los 17 años en el «Alhambra» de Florencia (Italia). Jugó en Alejandría y El Cairo. La mili en Barcelona, luego vendrían Brasil, Colombia, Perú, China, Filipinas, Tijuana y Mejico D.F. Fue en la cancha de la capital azteca donde se retiró de las canchas. Su amigo Jose Luis Salsamendi –«El Maestrito», «El Marqués de Barcelona»– el gran delantero, acudió expresamente de La Habana para participar en el estelar de ese dia.

La revista CANCHA entrevistó al «Mago» de la pelota nada más pisar tierra mejicana. El periodista, Juan de Urumea (seudónimo de Paco Turrillas), le pregunta:

¿Desde cuando conoces a Daniel?

«Desde que éramos chamacos, en Barcelona. En aquellos tiempos yo era el admirador de este hombre. ¿Y a que no sabes por qué? Porque me entusiasmaba cuando reboteaba con una mano». «¿Jugaste alguna vez contra él?»

«Así es la vida. Crecí y yo también me hice pelotari. Después jugamos muchas veces en Shanghai».

¿»Allí nació esta gran amistad»?

«En China, precisamente. Después hemos procurado tener contacto por correspondencia».

«¿Te agradó que vinieran a jugar a su beneficio»?

«Me puse muy contento». ¿»Hubo dificultades para que te dejaran venir de La Habana»? «Absolutamente ninguna. Por el contrario, sería bueno que pusieran ustedes que, tanto Daniel como un servidor estamos muy agradecidos a Elisio Argiilles como Andrés» (intendente). ¿Verdad Daniel»?

Y Daniel le pegó otra chupada a su puro y asintió. «Sí, por favor, no deje de mencionar este detalle».

«¿Qué opinas de Orbea»?

«Que Orbea, quitandoa Pistón, es el pelotari que más daño me ha hecho».

«¿Tan bueno es?»

«Es formidable. Yo le admiro porque vale lo que pesa. Por cierto, la primera vez que le vi jugar en La Habana, dije enseguida: ese muchacho, antes de seis meses, jugará contra los mejores».

Y no te equivocaste. No, y me alegro mucho. Porque aparte de ser un buen pelotari, es un gran hombre. Muy recto, muy serio, muy entero…

¿Hay alguna promesa entre ellos? «Hay tres. Pero, sobre todo, el que me gusta muchisimo es Echaniz, que pega muy duro con la derecha. Es de los que llegarán a ser grandes».

¿Y Churruca? «También, vale mucho. Puede jugar. La pena es que anda lastimado».

¿Alguno más? «El cubano Alfredo, está en buen momento».

¿Qué tal le va a Muguerza con las gafas? «Ahora está jugando bien. Creo que acertó al ponérselas».

¿Es cierto que el Jai Alai, de La Habana, ya no es el clásico frontón donde había que pelotear un año para hacer tanto?

«Sí, ahora es un frontón tan rápido como cualquier otro

¿Quieres explicar la razón? «A que se ha cambiado la pelota. Ahora es muy viva».

¿Y luce el juego? «La pelota a cesta luce de cualquier manera».

¿Pero, os ha beneficiado? «A algunos, sí. A otros…» ¿Los puntos…? «Quizás no estén muy contentos…. «En los frontones jamás he visto a nadie que esté contento».

¿Pegó la gripe en vuestro frontón? «Hizo estragos. Hemos andado medio cuadro enfermo». ¿También tú? «Yo todavía no estoy repuesto del todo». ¿Lesionados. «A montones, Solozabal se ha pasado una buena temporada en manos de médicos y curanderos».

¿Y qué tal jugó? «No ha rendido lo que se esperaba de él. Para mala suerte, en cuanto entró en juego, se lastimó». ¿Pero cree que lucirá? «Sin ninguna duda. Es un buen pelotari».

¿Te importaría que te hiciéramos una pregunta indiscreta, para terminar?

«Ustedes nunca han sido indiscretos. Venga de ahí».

¿Qué opina de la quiniela?

«La quiniela es la negación de la pelota». ¿Tenemos entendido que tú jugaste mucho en esa actividad? «Creo que sí. Pero ustedes me han hecho una pregunta que debo de contestar». ¿No dicen que allí en la Florida es muy bonito ver a los pelotaris brincar por las paredes? «Eso es el circo, el circo que imponen las circunstancias, la latitud, el público»… Luego, ¿tú prohibirías que se jugaran quinielas? «Ahí si me están ustedes poniendo en aprietos… Yo no puedo pedir que se prohiba nada que sea pelota vasca. Lo que sí diré es que, como no pongan coto a la forma en que se juegan las quinielas, acabarán por malograr a los buenos pelotaris».

¿En qué te basas? «En que el pelotari se enfría, cuando se ha calentado, se vuelve a enfriar porque se tiene que sentar a esperar que se juegue otra quiniela, hasta que le llegue la suya. Y así durante 110 funciones al año».

¿No influirá en el sistema el que se vea ahora tanto lesionado? «La quiniela está lastimando a muchos hombres». ¿Y cuál es el remedio? «Muy sencillo. Que la Racing Comission, de la Florida, intervenga y cambie los programas. Quiero decir que haga tres categorías, y que cuando toque a cualquiera de ellos jugar, que lo hagan seguido. Porque, de esta manera, están haciendo estragos entre los pelotaris».

¿Tan grave considera la situación? «Se lo voy a demostrar a ustedes. La quiniela de la Florida me hace pensar en lo le que ocurriría a un picher que jugara los dos «innings» y después lo tuviera media hora sentado, hasta que el brazo se le quedara frío como una paleta y lo volvieran a sacar más «innings» todavía. ¿Qué sucedería?»

No lo cuentes. Está perfecto el ejemplo. Guridi, que escuchaba la conversación se echó a reir. ¿Es tan graciosa la cosa?, le preguntamos.

«Para mi, sí. ¿Por qué? » Porque, quitando a Blenner, Salsamendi es el pelotari que más dominó en la quiniela. En Manila le hacían entrar siempre en el último lugar, y hasta le llegaron a quitar el saque. Cuando hacía tanto sacaba el pelotari que seguía».

Lo que quiere decir es que, efectivamente, la quiniela moderna debe modificarse.

 

 

 

 

 

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