¿Más de lo mismo?

Hace tiempo que la cesta-punta profesional dejo de ser rentable. El negocio basado en la apuesta ha dejado de ser un modelo viable, un atractivo para posibles inversores, los empresarios.

Pero existe actividad profesional en Euskal Herria, dirá más de uno. Pelotaris contratados, dos empresas en Hegoalde: Gernika Jai Alai y Jai Alive que gestionan un circuito profesional: Jai Alai World Tour.

Todo ello alimentado con dinero público concedido por el Gobierno Vasco, vía Consejo Mundial. En total hablamos de unos 80.00 euros, más o menos.

Las promotoras adjudicadas, hasta ahora, de gestionar la tarta confeccionada por el Gobierno Vasco han sido las que han controlado, gestionado, la actividad profesional en Hegoalde, la parte vasco-española. Y ellos, como no podía ser de otra manera, se llevan todos los palos como los causantes y responsables de los males que atraviesa la cesta-punta profesional.

Como si la irrupción de una tercera promotora, de corte progresista, pudiera resolver todos los problemas y liberarla del secuestro, vía trama, según algunas voces,  padece la modalidad.

A mi todo esto me recuerda una historia que leí hace poco tiempo. Dice lo siguiente:

Un hombre está buscando afanosamente bajo un farol. Se acerca un policía y le pregunta qué ha perdido. El hombre responde: “La llave”. Los dos hombres buscan la llave. Al fin, el policía pregunta al hombre si está seguro de haber perdido la llave precisamente ahí. El hombre responde: “No, aquí no, allí detrás, pero allí está demasiado oscuro”.

¿Os parece absurda esta historia? Si creéis que sí, es que estáis buscando fuera de lugar. La ventaja de vuestra búsqueda es que no conduce a nada, si no es a más de lo mismo, es decir, nada.

A pesar de los cambios —de ser víctimas de un implacable darwinismo que se da también en los deportes profesionales. Se siguen repitiendo viejos modelos de explotación, como si apenas nada hubiera cambiado. Seguimos buscando la llave debajo de la farola simplemente por ahí porque hay luz, cuando la llave en realidad está en la zona oscura.

Consejo Mundial, Jai Alive y Gernika Jai Alai, a ello hay que añadir a los críticos, todos agarraditos de la mano buscando afanosamente la “llave”, debajo de la farola, porque ahí hay luz. Porque toda la vida se ha funcionado de esa manera, el dinero que lo gestionen las empresas, gestoras ahora, o representantes de pelotaris, como se quiera llamar.

¿Qué se consigue? Más de lo mismo.

No es cuestión que fulano o mengano gestione el dinero que concede el Gobierno Vasco. Se trata de que ese dinero cambie de sistema. Que no salga a concurso como si de la licitación de una autopista o una incineradora se tratara, a la que concurren las UTEs de turno.

Se trata de que se habilite la manera de que el Circuito sea abierto a todos los pelotaris cualificados a través de sus diferentes torneos. Nada nuevo bajo el sol. Ahí tenemos ejemplos como el tenis, golf o paddle.

¿Por qué no puede la cesta-punta gestionarse de esa manera?

Acaso se imagina uno Nadal y Federer con contratos firmados con una empresa que los utilice a su antojo. Jon Rham contratado por una empresa y Jason Day por otra. De ser así, qué evolución hubieran tenido el tenis o el golf, por poner un ejemplo. Donde quedarían el relevo generacional, la savia nueva. En una palabra, la democratización del deporte. Y no es cuestión de tamaño sino de mentalidad.

El modelo de explotación tradicional que ha conocido la cesta-punta fue viable en su momento. A día de hoy es un corsé insoportable. Una manera de mantener la modalidad anquilosada, predispuesta al abuso y a la crítica.

El Consejo Mundial es el que tendría que forzar el cambio. Dejar patente el anacronismo de la existencia de intereses privados y forzar de una vez por todas la democratización de la cesta-punta profesional. A través de campeonatos Abiertos, Open, llámese como se quiera, pero que estén al alcance de los pelotaris que puedan demostrar su valía en una escalera abierta y no en un patio cerrado donde se otorgan y se mendigan contratos, todo ello financiado con dinero público y bendecido por el Consejo Mundial.

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