Dos horas y media

Dos horas y media fue lo que duró la retransmisión de dos partidos de cesta-punta. Dos horas y media que se me hicieron, no voy a decir cortas, pero sí entretenidas. Cuando el jai-alai se viste de fiesta, cuando por la pasarela desfilan, no modelos estilizados rozando la anorexia, sino auténticos atletas dispuestos a ofrecer lo mejor de si mismos. La fiesta está garantizada, el espectáculo está asegurado.
Llevaba tiempo sin ver partidos de cesta-punta, como yo los cerca de 800 espectadores que se acercaron a la catedral del jai-alai. Al igual que el incalculable número de telespectadores que siguieron el festival de Gernika, al que las cámaras de EITB, la televisión pública vasca, dieron amplia cobertura.

No creo que la “Casa de la pelota”, EITB, tenga motivos de queja, por ofrecer el festival en prime-time. No me interesan los indices de audiencia. La impresión que sentí como espectador que no se apartó de la pantalla, fue que se me estaba ofreciendo un producto moderno, atractivo, bien confeccionado. A la altura de cualquier evento deportivo del más alto nivel en general. No digamos nada comparando con otros contenidos ofrecidos por “Pilotaren Etxea”. No, no debía de decir esto último. Ya se que no soy imparcial, soy consciente de que cada cual tiene su propio espacio dentro de la parrilla deportiva de la televisión pública vasca. Y no se trata de pretender argumentar que esto es mejor que aquello. Aunque caiga en la trampa reivindicativa.

La dirección de EITB ha demostrado en el pasado su interés en dar cobertura al jai-alai profesional. Otra cuestión es que los responsables de gestionar la cesta-punta en su momento pudieran presentar un plan atractivo, irrenunciable. Eso es pasado.

Está en manos de los actuales gestores ofrecer un calendario donde las máximas figuras sean los protagonistas. El festival del sábado por la noche, ese Grand Slam, es la muestra. La manera de hacer bien las cosas. Hace tiempo que dieron con la tecla los organizadores de los festivales en el Gernika Jai-Alai. Hasta en tiempos de pandemia son capaces de montar una función donde el jai-alai se convierte en fiesta. Los protagonistas son los pelotaris, pero necesitan cobertura. La organización, el público y la televisión. Brillaron todas las partes.

Fueron dos partidos y en ellos se vio de todo, como corresponde a una modalidad tan complicada, en una cancha, la más exigente que yo haya conocido. Hubo tantos de enmarcar y errores garrafales. Estilos diferentes, algunos explosivos y otros de largo recorrido. Ataque versus defensa. Los pelotaris pusieron ganas, lo dieron todo. Parecía que se jugaban la vida, algunos reaccionaron creciendose, otros se amilanaron. La tensión en todo momento. La emoción en el marcador hasta el ultimo momento, en el segundo partido.

No hay nada como el directo para presenciar cualquier espectáculo. ahora bien, no es mala una segunda opción, la de poder seguirlo a través de la pantalla. La realización televisiva me pareció excelente. No sentía que me perdía ningún lance del partido. Y si ocurría, ahí estaban al capote dos comentaristas de lujo, Euskitze y Iñigo Gorostola. La combinación ideal de las tablas de un profesional y el desparpajo del invitado.

Dos horas y media, en tiempos de Olimpiadas. Desde Gernika, lejos de Japón. El fin de de semana que viene continúa el espectáculo. En directo desde las gradas o a través de la pantalla.
Enhorabuena a todos.

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