EL BOSQUE NO ES UN ÁRBOL REPETIDO

A FÉLIX MARAÑA

Plaza del Buen Pastor, en la librería Ereña.
Me atendió un anciano de bata azul y mirada extraña.
¿Buscas poesía? Me condujo a la trastienda.
Aquí no entra dios, ni tampoco la policía.
¿Acaso es usted escritor?
No, le respondí, soy un aprendiz de lector.
Oh! Mejor todavía.

Toma, llévatelo, en sus poemas siempre pasa algo.
Ah! Como con Salsamendi I, le digo.
Donde iba José Luis, siempre pasaba algo.

Le llaman Félix, de apellido Maraña.
Si quieres conocerle, ve y búscalo por la ciudad.
A poder ser por la mañana.

Pasé por la Avenida, toqué el timbre en varios portales.
Acaso vive aquí un poeta llamado Maraña?
¿ Saben de él? ¿Tienen información?
Bien la pagaré.
Dejé notas en paredes y farolas:
WANTED:
BUSCO A UN POETA LLAMADO MARAÑA.

Crucé el puente, me adentré en el País de la Zurriola.
Seguí preguntando. ¿Un poeta?
Le gente me miraba extrañada.
Cuando estaba a punto de desistir, se me acercó una gaviota.
El plumaje marrón, se apoyaba en una muleta.
¿Preguntas por el poeta?
Me llamo Juan Salvador, yo conozco al poeta.

Cuando yo volaba, sabes, porque yo volaba.
Lo hacía tan alto que nada se me escapaba.
Hubo un tiempo, sabes, que aquí un grupo se juntaba.
Jorge, el de la barba blanca, el “dos caballos” en marcha dejaba.
“Es por si hay que salir por piernas”.

Uno de ellos era Pelay, otro, Bitoriano Gandiaga.
A veces venían Iñaki Pradera y también Celaya.
El más joven de todos se llamaba Félix, de apellido Maraña.

Hablaban de todo, hasta de un chileno llamado Pablo.
¿Neruda?
¡No, muchacho!, hablaban de Pablo de Roca.

Todos han desaparecido, menos yo y Maraña.
A mi me encontrarás por el día en esta playa.
Y por la noche en una estrella extraña.
Si le buscas a él, al poeta, vete al Cloty, al Senra o al Bergara.

Me despedí de la gaviota y de la Zurriola.
Me adentré por Berminghan, después por Gran Vía.
Busqué en el Cloty y en el Bergara.
Por fin di con él en el Senra.
Parecía un pope, concediendo audiencia.
Varios feligreses a la espera.

Levantó la vista, la barba blanca.
Me apuntó con una de sus muletas.
Trueno en la palabra.
Tú debes de ser el puntista.
El amigo de Pelay y de Iñaki Pradera.
Toma asiento, amigo, siéntate.
Hace tiempo que te esperaba.

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