La sombra de la quiniela es alargada

El último tanto del partido de anoche refleja lo que fue el partido, lo que determinó su resultado. Foronda entraba al saque de Goiko y remataba de costado al colchón. El vitoriano remató más de lo debido y erró a menudo. De esa manera es prácticamente imposible ganar el partido y eso que López estuvo enorme a excepción del sprint final.

La táctica de la vieja escuela parece que ya no se lleva. Aquella de evitar a toda costa la parte más fuerte de la pareja y atacar sin descanso la débil, a base de cambiar la pelota cada cuatro o cinco tantos. Puede resultar aburrido, pesado, poco apropiado ante un público veraniego que busca lances espectaculares; en una palabra: divertirse. La estrategia del bombardeo constante cargado de paciencia como quien espera ver caer la fruta tras un proceso de maduración, no esta de moda. Aquella que los puntos agradecían, que valoraban cómo defendías su dinero a capa y espada: es pasado. Estos delanteros que juegan tan bonito rematan descaradamente, no importa que esa noche las musas se hayan ido de fiesta. Siguen rematando como si la táctica estuviera programada de antemano y no hay software de recambio. De ahí que la sombra de la quiniela es alargada. Un sistema de juego que no admite grandes cargas de trabajo sino de acabar el asunto por la vía rápida.

El dinero –por decir algo– salió colorado a tenor del 100 a 80 que cantaba el único corredor que se atrevió a dar la cara en el Carmelo Balda. Así fue, al poco del arranque inicial los de gerriko rojo tomaron las riendas del partido. Hasta el tanto 20 la ventaja fue corta, los azules hacían la goma. Daba la impresión que íbamos a asistir a un partido con final emocionante, el ambiente reinante, el publico festivo, se lo merecía. Si aguantaron el tipo fue gracias al «Mariscal» de Zumaia que jugó un buen partido. Defendió sólidamente y atacó tratando de recomponer lo que su delantero deshacía. Goiko y Hernandez fueron un bloque compacto. Sin fisuras. El «Gran Capitán» está en plena campaña y en un momento dulce. Hace daño a la mínima y conjuga perfectamente con el juego mesurado, nada alocado, alejado de la sombra de la quiniela. Un pelotari maduro que ejerce de numero uno con una autoridad que sólo López es capaz de cuestionar.

De los tres partidos que le he visto esta temporada al «Duque» Hernandez (Gernika, Markina, Donostia), la de anoche fue su mejor actuación. Una vez más el aristócrata alavés se puso el buzo de currela y dejo atrás las tonterías propias de la clase alta. Bajó a pie de obra y desde el tanto uno colocó el andamiaje suficiente para llegar hasta lo mas alto del edificio. Es su juego. Trabajo gris, trabajo a destajo. Tuvo también –todo hay que decirlo– facilidades por parte de Foronda. Iker ha sido un pelotari que me ha gustado siempre que le he visto. Técnico, fino, trabajador y con una postura de rebote de revés, de libro. Se separa y apunta con esa postura como los grandes reboteadores. Anoche, sin embargo, salieron de su chistera –no pelotazos al ángulo superior que tanto daño hacen al zaguero– anoche vimos pelotas a buena, inofensivas, té con pastas para el señor «Duque». En lineas generales estuvo flojito de pegada, sin chispa. Si aguantaron sin romperse fue, insisto, gracias al gran trabajo de Imanol que lo hace tan fácil que oscurece su tremenda labor. Parece fácil cuando le ves pero hay que resistir los descomunales pelotazos de Iñaki Osa. El resultado final fue 30 a 20 (?), un tanto más, uno menos los azules.

El primer partido, tercer y cuarto puesto, fue muy vistoso hasta el tanto 15. Cuando empataban se lesionó Diego y tuvo que abandonar la cancha. Una lástima. Estaban haciendo disfrutar a un publico que llenaba las gradas del «Balda». Los zagueros: Urtasun y Leo, a este último no lo había visto jugar, jugaron un partido serio. Dos zagueros trabajadores, seguros, ideales para dos delanteros alegres, especialistas en el sistema de quinielas. Dos delanteros, también, que no se lo piensan dos veces a la hora de rematar. Es que, la sombra de la quiniela llega desde Florida a los frontones vascos de lo alargada que es.

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