On the road to… Markina con Bandini

Mi querido Bandini
La del sábado fue una jornada magnífica. Jamás me hubiera imaginado que hubiéramos ido juntos a la comida anual que celebramos los pelotaris en Markina.
Llamaste de víspera. “Oye”, estoy hospedado en el María Cristina”.
Fue una auténtica sorpresa. Me comentaste hace semanas que tenías intención de venir por Donostia para el festival de Cine Fantástico y de Terror. Que presentabais una peli: “El vampiro de la motosierra” o algo por el estilo, de la que eres  guionista.
De ahí a recibir una llamada diciéndome que estabas en la ciudad, dista un abismo.
Aceptaste de inmediato la invitación par ir a Markina. Continue reading

Dejar hacer a los que están haciendo

Mi querido Bandini
No se si a raíz del desmoronamiento del jai-alai en EE UU nos hemos puesto nerviosos. Lo cierto es que un hecho como la apertura de un frontón de poco más de 30 metros de largo: Magic City —cerca del primer frontón que se construyó en Florida, en Hialeah, hace ya casi 100 años— ha hecho saltar las alarmas dentro de la comunidad tradicional.
“¡Eso no es jai-alai!”… “¡Que le cambien de nombre!”… Continue reading

Cualquier información bien la voy a pagar

Mi querido Bandini
En la crónica anterior te hablé de un encuentro que tuve con Perico, un amigo de la infancia.
De cómo hablamos sobre un festival benéfico que se celebró en Tolosa, en el frontón Beotibar. Si bien escarbamos en nuestra memoria, y para eso Perico es un fuera de serie, quisiera decirte que algunos datos que yo daba son incorrectos. Continue reading

Cuidado con don Eusebio

Estimado Bandini

Estamos en racha, Bandini. La cosa empezó en Gernika con un torneo al que llamaron `Winter Series´ y, fíjate, un éxito tremendo que pilló a todo el mundo con el pie cambiado, empezando por mí.
Fui a tres de los festivales y no sabes bien, la gente preguntándome por tí. ¿Qué tal está Bandini?… “Dale recuerdos a Bandini”… “Salúdale de mi parte”… me pasó una curiosa. Las gradas a reventar y decenas de jóvenes: ¡Bandini!… ¡Bandini!… se me puso la carne de gallina hasta que me di cuenta que lo que gritaban eran: ¡Barandi!… ¡Barandi!… animando a Xabi Barandika, un ídolo local. Cosas que a mí sólo me pasan. Continue reading